DESDE UN LUGAR DE MALLORCA | HIJOS PRÓDIGOS | José Calderón Barrios
El hijo pródigo del evangelio es el que aburrido en la casa del Padre pide que se le anticipe su herencia. El cuerpo le pide marcha, ya no quiere obedecer a su progenitor; quiere libertad. Se le concede y se aleja del hogar. Dilapida el dinero con amigos de ocasión y mujeres alegres, hasta que termina, muy serio, guardando cochinos. El país sufre una hambruna y le impiden incluso comer algarrobas con los cerdos. Se acuerda de su padre y decide volver a su casa; el padre sale a recibirle con los brazos abiertos y los ojos llorosos. Fueron felices y, de perdices, nada, se comieron en familia un becerro asado.
Los hijos pródigos de hoy ya no son lo que eran, no son auténticos. Algunos, en su delirio, le quitan la capa a superman, en un descuido, y creen que van a pasar volando sobre las festivas piscinas de Magalluf. Otros, con ideas pirómanas, se introducen en el bosque, porque quieren que arda el mundo. El reincidente hijo pródigo, como un murciélago de mal agüero, revolotea de nuevo sobre la casa paterna. No viene a pedir perdón sino más dinero y echar en cara el que le hayan traído a esta perra vida. El padre cuando le ve venir, luciendo un moño muy tieso en la mollera –posiblemente una antena conectada con el noveno círculo del infierno de Dante- en vez de abrir los brazos se tapa los ojos con las manos. Su objetivo es pegarle al padre, pero cuando se ve ante él empieza a lloriquear muy compungido. A ruegos de la madre recibe “otro préstamo” y, enseguida desaparece por una calle oscura, para vivir una nueva aventura, otra noche de vino y rosas, de farra y alegría; alegría artificial, química. Para terminar hundido en la caverna semi iluminada y bulliciosa de una discoteca, acompañado por los espíritus malignos de la noche. Los padres, una vez más, se quedan mirando cómo se aleja, y más que a un hijo ven un problema con patas. Terminan abrazados, sin esperanza, llorando desconsoladamente. Moraleja: El que huye del padre termina comiendo algarrobas.
En el lejano 1849, Victor Hugo, autor de “Los miserables”, auguraba: “Un día vendrá en que todas las naciones del continente se fundirán en una unidad construyendo la fraternidad europea, y ya no habrá más campos de batalla sino mercados abiertos al comercio, y los espíritus abriéndose a las ideas”.
Desde el principio, el hombre ha querido desplazar al Padre y ponerse en su lugar. El 29/7/1914 empieza el baile macabro de la espantosa primera guerra mundial. Consecuencia: más de 20 millones de muertos. Y, a continuación, la mal llamada gripe española, que causó una cifra aterradora de víctimas en todo el mundo. Lo que el hombre no consiguió con su locura lo realizó un simple microbio; como si la naturaleza hubiera querido dar una lección de humildad al instinto suicida del ser humano.
Segunda guerra (1939-1945), el más espantoso conflicto bélico sufrido por la humanidad. Duró seis años y causó la muerte de millones de personas. Los males humanos –decía Sócrates- provienen de la ignorancia. Yo diría, con permiso del filósofo y de la alcaldesa de mi pueblo, que también de la soberbia, y de la envidia, y es que llevamos, incrustados en las neuronas, los siete pecados capitales.
La imagen con la que se podría extractar la segunda guerra sería una fila de ancianos, mujeres y niños temblando, desnutridos, esqueléticos, entrando con orden en una cámara de gas.
Einstein decía que la vida es muy peligrosa; no por los que hacen el mal sino por los que se sientan a ver lo que pasa. Los pueblos también tienen su responsabilidad. No se puede seguir a un loco. Se lee en los Proverbios que una de las cuatro cosas que hay pequeñas en la tierra, que son, sin embargo, más sabias que los sabios, es la langosta, que no tiene líder, y así y todo, avanza en escuadrones.
Una vez pasadas las dos grandes contiendas, el mundo occidental, creía, confiado, que ya no habría más guerras entre congéneres, ¡Qué ingenuidad! La guerra terminó en el 45, pues bien, en el 51, los americanos, so pretexto de controlar el armamentismo, se habían construido una bomba con cien veces más fuerza que la de Hiroshima, la bomba H, de hidrógeno. Ocho meses más tarde ya la había construido la URSS, y poco después la experimentaba también Gran Bretaña.
Todo el esfuerzo de occidente, desde hace más de 200 años, se dirige a instalar al hombre en este mundo, en un intento obsesivo por alejarlo de Dios. En cualquier lugar donde desaparezca el cristianismo desaparece el hombre, y aparece el simio, el hombre sin alma, y consecuentemente empieza la guerra del desalmado con Dios y de Dios contra el mono.
Palma de Mallorca,
un lugar donde las patatas son cada vez más caras.
J. CALDERÓN
Buenos días desde Punta Cana. Me siento Español y Andaluz y os digo que estos artículos están muy bien pero los migrante somos más esijente con la mierda de dirigentes que tiene España. El chalet del colectas lo tendrían que habitar los ocupas y no estar protejido por la guardia civil. Porque los trabajadores en general no se tiran a la calle y provocan una huelga general, no os dais cuenta que pronto no tendréis ni para comprar una pastilla de jabón. España está en la total ruina y los políticos y sindicatos mienten como bellacos. Que pana me produce la situación donde pronto se encontrará mi España. Saludos de un migrante.