COSAS QUE PASAN | CONVERSAR | José de Pineda
Aquella magnífica expresión que se decía hasta hace nada de: “fulano o zutano es un gran conversador”, tiene los días contados. Y es que ahora se vaya a donde se vaya, ¿vemos a alguien conversando con alguien? Difícilmente. Lo único que ahora observamos es a grupos de familiares o amigos, estén donde estén, incluso a la hora de comer, mirando su aparatito de última generación. Ayer mismo escuché por la radio a un director técnico de un equipo de fútbol que presentó a un nuevo pelotero y decía que tanto él como su familia eran muy educados porque durante una comida que habían tenido, ninguno de los miembros miró el teléfono. Pues como ese sea el índice para baremar la educación, vamos bien, oiga.
Esa sanísima costumbre de conversar que como tantas otras formas de relacionarse, no es que se vayan a perder, es que han desaparecido por completo. Hoy se juntan dos o tres personas y en vez de hablar como Dios manda y antes que se persigna un cura loco, como si estuviésemos en pleno oeste americano, te sacan el revólver, digo el móvil. y con ese dedo índice casi acorchao de tanto darle a la pantallita, comienzan a enseñarte las fotos de sus nietos o los memes que acaban de recibir a ver cual trae las últimas memeces. ¡Cuánto echo de menos aquellas conversaciones, sobre todo de personas mayores, donde cada uno exponía y argumentaba su punto de vista sobre cualquier tema! ¡Cuán enriquecedoras, amenas y entretenidas eran aquellas tertulias que se formaban en cualquier bar o en la plaza del pueblo!
Ahora ya nadie conversa, nadie habla de tú a tú, se acabaron las reuniones de amigos. Ya casi nadie habla ni siquiera por teléfono y eso que es casi “gratis”. Toda la comunicación que tenemos con familiares y amigos la hacemos a través de eso que llaman “aplicaciones”, con unos nombres rarísimos y dificilísimos de pronunciar: Whatsap, Twitter, Facebook, Linkedin y la madre que los parió, que aparte de tenernos permanentemente secuestrados, somos rehenes de sus inoportunos y machacones avisos.
Está bastante claro que por el camino de llevamos no llegaremos muy lejos. En todo caso, y si nadie o nada lo remedia, iremos todos y cuando digo todos, incluyo a mayores, mayoras y mayoros, medianos, medianes y medianas, y niños, niñas y niñes, que de todo hay en la viña del Señor, todos directos al manicomio cuando los construyan de nuevo (porque digo yo que en algún sitio nos tendrán que meter) si seguimos y nunca mejor dicho “colgaos” de las redes a través de los distintos y nocivos aparatitos. Por eso, como decía el otro día: “Menos redes sociales y más contactos sociables”. Menos realidad virtual y más realidad visual, o sea de tú a tú como se ha hecho toda la vida, todo lo demás son auténticos cuentos chinos que es precisamente de donde vienen la mayoría de estos jodidos inventos. Antes de que sea demasiado tarde, por favor, reúnanse y conversen, y hablen, hablen mucho aunque sea de política.
Y para terminar como empecé, a partir de ahora, todos a conversar.