DESDE UN LUGAR DE MALLORCA | REPARTO DE DENARIOS (III) | José Calderón Barrios
«Como decíamos ayer», el mundo sigue su camino hacia destinos inciertos, y Baleares avanza hacia la superpoblación. El número de habitantes ha crecido un 50% desde el año dos mil. Un empresario turístico (?) evita hablar de saturación, y protesta: «Gracias a la temporada turística estamos en el pleno empleo». En «Última Hora», periódico de Palma, no ha mucho, se publicó un chiste irónico: en un mapa de Mallorca, en el norte, por Cabo de Formentor, señalado por una flecha, alguien grita: «Eeeh… Aquí caben dos más!
Por citar un referente, la ciudad más densamente poblada del mundo, es Dacca, Bangladesh, donde, según la ONU, hay 44.500 personas por kilómetro cuadrado. Aquí en Palma, el barrio de Pedro Garau es uno de los más poblados. El diario arriba citado, da cifras que pueden competir con las del record mundial y esto en una apreciación de hace dos años. En la plaza de los mercadillos, donde conviven, empujándose unos a otros, forasteros o peninsulares, los asentamientos o «colonos» de la media luna, más los del sol naciente, más los componentes de los antiguos paises satélites de Rusia, sin olvidar los respectivos migrantes de los 54 países del continente africano. El Escándalo de «Raphael» no es ningún escándalo comparado con este escándalo. Hay muchas razones pero yo creo que la principal es que las mujeres occidentales no quieren parir -dicen que eso es una ordinariez-. Pero en Mallorca no hay suficientes viviendas para albergar a tanta gente; aposta, se están utilizando casas antiguas con corral, para improvisar habitaciones con tiendas de campaña, a 600 Euros el kilo, perdón, mensuales. Y sin derecho a cocina.
Parte del mundo quiere guerras, sin que le importe las amarguras y estigmas que éstas dejan. Otra parte quiere ver el Armagedón, en vivo y en directo. Y la otra gran parte quiere playas de banderas azules y cómodas hamacas para observar de noche las estrellas fugaces, y pedir un deseo: ¡Que no se acabe el mundo, por favor!
Como se dice vulgarmente, la gente se apunta a un bombardeo. Cuando el desastre del Cumbre Vieja, en La Palma, se desoía a la autoridad y se camuflaban hasta llegar más cerca de la boca de fuego, desafiando a los gases contaminantes que exhalaba el volcán . No importaba, con tal de obtener una buena fotografía… Durante el desastre, aumentó el turismo.
La gente se aburre y piensa en negro, provocando conflictos. En mayo del 68, en París, fueron los universitarios, hastiados, aburridos… maoístas, cuyo deseo y eslogan era: «Prohibido prohibir. Y la frase cumbre: «Seamos realistas, pidamos lo imposible» . Y «explotaron», organizando manifestaciones violentas. Consecuencias: una guerra de dos meses con barricadas y carros blindados por las calles. París era un desastre, con un muerto y centenares de heridos; con el mobiliario municipal de las calles de muchas ciudades francesas, destrozado. Y más de 10.000 coches y motos reventados, quemados, y una huelga que se alargaba paralizando la mayor parte de la Francia industrial.
La reivindicación del «Prohibido prohibir» sí que está conseguida. Hoy día está permitido todo. Hablando sobre el tema con un colega octogenario me contó que en una fiesta de cumpleaños de un familiar quedó sorprendido: «Veo a mi nieto de siete años con un amiguito, mirando el móvil, muy atentos; me acerco discretamente, y veo que miran, entusiasmados, unos dibujos animados pornográficos. De repente me ve y tapando la pantalla con la mano exclama incomodado: «Abuelo, qué miras… ¡Que esto es de mayores!». Voy para advertir a mi hijo y, muy serio, me espeta: ¡Déjalos tranquilos, están jugando!
La historia universal es una barahúnda; es el mundo en que vivimos. El mundo, demonio y carne. La ambición y la envidia, la carcoma de la mente…Y el dinero. La envidia es la tristeza por el bien ajeno. Viste de gris y tiene mirada fría; pero, en cierto modo, es progresiva. Conocí a uno que trabajó día y noche hasta conseguir un coche mejor que el del vecino…Y es que se lo exigía su pareja.
El hombre sin Dios sólo es un montón de huesos y coyunturas. Para muchos, Dios no pasa de ser un personaje mitológico o imaginario. Generalmente no se cree; sin embargo, a la vista del panorama actual, algunos empiezan a sospechar algo.
Los cristianos de hoy tienen una gran responsabilidad, pero su verdadero fervor es bailar hartos de arroz con carne. En un mundo de locos si tú no lo estás, no eres nadie…
Y se oyó una pregunta procedente del aire: «¿Dónde están los denarios que se te dieron para que los hicieras fructificar?» Y el interrogado, sorprendido, atemorizado, desaparecía sigilosamente por las bambalinas del Gran Teatro del mundo.
(Continuará)
José Calderón Barrios