EL ALGUACILILLO | Daniel Luque encontró el azul cielo de Sevilla en medio de la nada | Francisco Pavón
Tío Paco se enfadó con Rafael porque no le acompañó a ver la primera novillada. Decía qué para ser buen aficionado, tenía que estar pendiente hasta de la más escondida becerrada celebrada en algunos de los preciosos pueblos que configuran España. Rafael acudió a las tabernas sevillanas durante todo el día del lunes, la resaca taurina y no taurina fue grande.
El joven se entretuvo escuchando las pocas viejas tertulias que quedan en la ciudad del arte. Como no podía ser de otra manera, hablaban de Juan Ortega y de ese toreo de capote tan trianero. Entre medias, copitas de fina manzanilla, guitarra y cantes profundos. Rafael apenas intervino, se limitó a escuchar porque así se lo había enseñado Tío Paco.
Como en Sevilla todo se sabe y se comenta, Tío Paco se enteró del motivo de su ausencia y le embriagó una sensación de buen gusto. Su aprendiz había estado bebiendo de buenas fuentes y perdido entre sabias palabras taurinas. No había cosa más grande, ni que más le llegará al corazón. Lo trasportó a su infancia y correspondiente niñez, todo estaba olvidado. En cuanto se encontraron, el abrazo fue grande y con una hora de antelación partieron camino a la Maestranza. En Sevilla como en Palacio, las cosas siempre se hicieron despacio.
En esta bonita profesión hay tardes que caen en la oscuridad y se vuelven gris, en estos casos, siempre hay que mantener un mínimo de esperanzas. Daniel Luque fue paloma que levantó vuelo en la cuarta de la feria de San Miguel, batió sus alas y echó a volar para no pasar desapercibido, el sitio que quiere alcanzar en esta nueva etapa, lo requiere.

FOTO @maestranzapages
A pies juntos y por alto comenzó su faena ante el quinto, un toro que tenía recorrido, pero no terminó de romper. Luque acertó de lleno en ese necesario toque para fijarlo y tirar de las embestidas. La muleta, siempre muerta en la cara, viajó con mucho mando durante las dos primeras series ejecutadas con la mano derecha, el cuerpo siempre erguido y encajado. Mientras más abajo se venía el animal, más crecía Luque, muy metido y queriendo hacer las cosas por derecho. La segunda parte de la lidia estuvo marcada por un leve tiempo dado entre muletazo y muletazo, esperaba el momento justo para citar y aprovechar ese medio viaje que tan bien supo entender, así sucedieron los naturales. El final por luquecinas fue el epílogo, previo a una media en buen sitio. En su primer turno, ya había demostrado una seguridad pasmosa entre los pitones de un astado que no quería pasar. Con el capote hubo momentos muy bellos, sobre todo, un quite por verónicas muy mecido y otro alternando delantales con saltilleras. Bajo mi juicio, el presidente negó una oreja como premio al conjunto de la tarde. Quedó en vuelta al ruedo
Tío Paco comentaba el inicio tan torero de Diego Urdiales ante el primero y como había intentado abrirle los caminos, la manera de ganarle el paso al pitón contario y los pequeños detalles que había dejado en forma de cambios de manos y trincherazos. Le explicaba a Rafael la importancia de las hechuras, el cuarto y el sexto fueron dos moles imposibles de mover, la primera, además, con peligro. Tío Paco, en cuanto las veo salir por los corrales, sabía el título de la película, misión imposible y la verdad, no se equivocó. A Rafael no le terminó de convencer Rafael Serna en el tercero, decía que había tenido notables instantes con la mano diestra en los primeros compases aprovechando la emoción de su antagonista, pero que después bajó la intensidad generada. El que de verdad le gustó fue el toro.
Tarde de más oscuros que claros, maestro y alumno se quedarán los últimos para contemplar la Maestranza iluminada y escuchar el silencio de la noche durante el tiempo que les dejaron. Las puertas tenían que cerrar.
La corrida de Santiago Domecq defraudó muchísimo, no estuvo ni mucho menos a la altura de lo esperado. Sí es cierto que no era lo que el ganadero tenía reseñado, los diferentes problemas surgidos en los corrales obligaron al cambio de tres ejemplares. Sevilla tendrá que esperar para ver el buen fondo de esta ganadería.