HABLAR POR HABLAR | OTRA VEZ ANTONIO MACHADO | Francisco Martínez Calle
El pasado lunes, 20 de marzo del presente año de 2023, el periódico El País sorprendió a sus lectores con la noticia de que ha sido hallado un poema manuscrito de Antonio Machado Ruiz, en el Fondo Zugazaga, uno de los archivos de la Institución Fernán González, situada en Burgos.
Me pareció magnífico que a estas alturas haya aparecido algo inédito de mi muy admirado don Antonio Machado, el poeta sevillano, itinerante por Madrid, París, Soria, Baeza, Segovia, otra vez Madrid y finalmente Collioure, donde está enterrado. Me pareció tan magnífico que no he podido menos que tomar nota del poema y mandarlo a la revista Begíjar Informa. Tal vez así contribuyamos no solo a homenajear al mejor lírico español del siglo XX, sino a divulgar a los cuatro vientos su origen andaluz y su inmerecido destino final.
El poema, titulado Las viejas de Castilla, descubierto por la investigadora María Jesús Jabato y formado por dieciséis versos alejandrinos (14 sílabas) organizados en ocho pareados de rima consonante, pone de manifiesto la emoción del poeta ante la llegada de la primavera y el esfuerzo de los agricultores de los yermos campos castellanos:
LAS VIEJAS DE CASTILLA
Un día cabalgaba por la ancha carretera
Que va de Soria a Burgos, mediada primavera,
Por estos altos llanos la primavera tarda,
A abrir sus manos rosas sobre la tierra parda.
Y ya es abril mediado, cuando el verdor renace,
Donde los potros juegan, donde la oveja pace,
(el pescador furtivo apresta sus reteles
Y tienen las abejas donde libar sus mieles),
Cuando de blancas flores se cuajan los ciruelos
Y la cigüeña madre enseña a los hijuelos
A usar las alas torpes, y al comenzar de mayo,
Es blanca todavía la espalda del Moncayo.
Y al hombre que trabaja el pegujal tardío
Azota la ventisca y azota el cierzo frío.
Mas sol y azul… Prefiero los yermos de Castilla
A las floridas vegas de Córdoba y Sevilla.
En el poema de Machado se muestra la emoción del poeta ante los fenómenos naturales, su solidaridad con el labriego maniatado a la tierra yerma y su proverbial austeridad que le hacer preferir la humildad del castellano pegujal a las floridas vegas andaluzas.
Francisco Martínez Calle