DESDE UN LUGAR DE MALLORCA | EL LADO EXTRAÑO DEL DOLOR (X) FINAL | José Calderón Barrios
-Oye, ¿Y a Fali dónde la has dejado?-. Me pregunta un lector incomodado. Ciertamente -contesto- la he dejado con las vicentinas. Allí, madurando, ofreciendo su vida como cirio erguido, encendido, señalando al cielo. Resistiendo; al servicio de todos.
Es admirable la actuación del Beato Clemens August von Galen, conocido como «El León de Munich» por su firme crítica al nacismo. En su lucha profética nos deja la bella imagen de la solidez de los santos: ¡Permaneced firmes! No somos martillos, sino yunques. Extraños cobardes y traidores martillean sobre nosotros. El yunque no devuelve el golpe, ni lo puede hacer. Sólo debe permanecer firme, duro. Si resiste, entonces el yunque dura más que el martillo.
Mártires de la guerra civil española y su actuación como yunque: Ceferino Jiménez Malla, el Pelé, al que no lograron arrancarle el rosario para evitar su ejecución. El joven Beato, Mario Ros Ezcurra, que declara ser religioso y sacerdote, con naturalidad e inocencia, en el simulacro de juicio que le orquestaron.
Mientras yo, «omnisciente», observo las diversas actitudes en el zoológico humano. La nueva sociedad quiere eliminar todo lo que sea sobrio o austero. La mayor parte de la juventud, hoy, lo quiere todo y rápido. Desde que Dios no existe, los pueblos y ciudades están poblados de animales urbanos. No hace mucho, en una emisora de radio, oí una entrevista plusmoderna que le hacían a los componentes de un grupo de Rock. Uno de ellos, con la voz del que está bajo los efectos de algún barbitúrico, declaró: A mí nadie me pidió permiso para que me trajera a este mundo, así que el lo hiciera tiene la obligación de cuidarme y abastecerme. Como alguien me ponga la contra, quienquiera que sea, cojo la tercerola de mi abuelo y le descerrajo un tiro que le lleno de plomo la barriga. Se oyeron risas del público.
Vivimos en una sociedad agresiva y vengativa. El odio extiende el mal. El hombre sin Dios se reduce a un animal desprovisto, desnudo.
El jefe de Salud Mental del Marañón, Celso Arango, en una entrevista que le hizo el Diario «El Mundo», en octubre del 2020, decía: «Han subido un 20% la depresión y la ansiedad; es la ola que viene». Falta una educación basada en la sobriedad y la moderación, y no solo en el hedonismo y la vida muelle. En el Diario Última Hora, de Palma, el 6/5/22 se leía: «Casi el 20% de los adolescentes deseó su muerte en el último año». De todas formas, según estadísticas, en España ya hace tiempo que se suicidan, cada año, entre 3.000 y 3.500 personas.
Hegesias, moralista griego (año 300 a.C.), sostenía que el único bien en este mundo es el placer, y el hombre no puede alcanzarlo; por tanto, lo único que puede hacer es desear la muerte. Fue llamado el Peisithanatos, el que aconseja la muerte. Se podría decir que, en nuestros días tiene muchos seguidores y alumnos.
A Fali, en su última etapa laboral, la enviaban las hijas de S. Vicente de Paúl a servir a familias pudientes, éstas colaboraban para sostener el refugio del «Venid a mí» y las monjas recibían sin escrúpulos toda la ayuda que servía para asistir a «la divina plebe». Y así estuvo años nuestra amiga, hasta que ya, vieja y agotada, con diabetes, insuficiencia renal y retinopatía, ésta, según advertencia médica, podía degenerar en ceguera.
Un día, apareció sola, en un taxi que la dejó delante de un asilo-residencia donde la esperaban como paciente. Ahora empezarán los días del Cristo expoliado y el vinagre. Quedó registrada como persona semidemente.
La mañana del domingo en el geriátrico es muy movida. Es el día de visitas de amigos, conocidos y deudos. La misa es a las once y luego en el bar, el refrigerio. Hay una mesa con cinco comensales: dos ciegas, dos dementes y un voluntario que los acompaña, Miguel, con el que todos quieren ir, pero él escoge siempre a los más desvalidos. Las ciegas son las que más protestan, se sienten desatendidas, y además tienen que soportar la perenne y perversa oscuridad. Los dementes son complicados pero siempre contentos, además, alegran con sus excentricidades. Algunos, al amanecer, al alba, anuncian el día; rasgan el silencio con gritos y lamentos estremecedores. Fali es feliz porque siente tener a Dios de su parte.
Miguel está admirado, la mesa contigua está vacante, y sus cuatro sillas, a pesar que se ve gente buscando, nadie se acerca. Fali pide permiso para saludar a unos amigos, se acerca a la mesa «contigua» y empieza a hablar con alguien que no se le ve, y gira el cuello como si hubiera más gente y hablara con ellos. Luego vuelve a su asiento y exclama: ¡Como no viene nadie a visitarme han venido ellos! Y el voluntario le pregunta con ansiedad: Pero, ¿Quienes son? Ella, después de dudar un poco, responde: Son, Francisco de Asís, Juan de Dios, Felipe Neri y Sor Ángela de la Cruz. El voluntario, absorto, se quedó sin palabras. Y es que hay dos mundos: el que se ve, y otro, que sólo consiguen ver algunos.
«¿Qué conversación es la que lleváis por el camino?». Pregunta el Resucitado a dos discípulos que iban criticando el fracaso del maestro.
José Calderón Barrios