X ANIVERSARIO «COSAS QUE PASAN» | COSAS DE CURRO I | José de Pineda
Debido a la buena acogida y aceptación por parte de la crítica y público en general (se agotaron todos los ejemplares que trajeron a La Luisiana), tal y como anuncié en el artículo anterior voy a seguir contando como dice el título. Y es que Curro, era mucho Curro. Lástima que no nos diéramos cuenta antes de que partiera hacia su último viaje.
El otro día, su amigo y consejero Paco Gamero, me comentaba que si Jesús Quintero hubiese conocido a nuestro amigo Curro, hubiese batido récords de audiencia en sus
programas. Lástima que no reconozcamos en vida, la sabiduría, natural e innata de muchos de nuestros paisanos.
Fueron famosos los “guisos de arroz” que empezaron a organizar Los Intocables, (Gerardo, Julio, Gutiérrez, JR. Doblas, y algunos que nos fuimos incorporando poco a poco). Se hacían los sábados y los preparaba Antonio Márquez. Él era el proveedor oficial. Curro era un buen bebedor de “botellines”; empezaba con los de la Cruz, después con los de San Miguel, y siempre alguien traía algunas medias botellas de San Patricio, con lo que las bebidas estaban totalmente bendecidas. A los postres, Curro con el efecto de la bebida espumosa, y a petición mayoritaria de la concurrencia, se subía al “motocarro” de Antonio y en aquel estrado improvisado, nos deleitaba con el discurso que tocara esa semana. Los más interesantes eran en los días previos de elecciones donde al igual que los políticos profesionales, se tiraba media hora hablando, y al final no decía nada. Cuando terminaba, una ovación cerrada con gritos de “Curro… Curro… Curro…”, él saludando con las manos entrelazadas y en alto, agradecía el detalle y hasta el sábado siguiente.
Otras de las muchas anécdotas de Curro (tuve la suerte de vivirlas muchas en primera
persona) fue que estando una tarde en la terraza del bar Eloy donde los intocables paraban, y se acercó un señor con no muy buenas pintas, y saludó a Gerardo; cuando se marchó, Curro le preguntó que quién era ese “endeviduo”, a lo que Gerardo le contestó:
“Es un guardia civil artificiero”. Y eso ¿qué es? Pues el que quita las bombas. Y Curro, sorprendido por la indumentaria tan desaliñada que llevaba el agente, volvió a preguntar: “El que las quita… o el que las pone”. Así de espontáneo y ocurrente era nuestro entrañable Curro elenano. CONTINUARÁ.
José de Pineda.