COSAS QUE PASAN | LO QUE EL TIEMPO SE LLEVÓ (III) | José de Pineda
La cordura (esto es un manicomio), la sensatez (casi no existe ya), la honradez (muy escasa), la coherencia (desaparecida en combate), la responsabilidad (no se encuentra), la transigencia (también desapareció), la dignidad (no se conoce), la santidad (difícil de encontrar), la vergüenza (totalmente perdida). Espero que no me tachen de machista ni exclusivo por citar solo palabras en femenino, además sería incapaz debido a los escasos conocimientos que tengo del lenguaje inclusivo, cuestión esta que dejo para las ministras de Podemos.
El rigor en general, y el informativo en particular, solo una muestra (cómo puede decir un redactor que los hoteles de Córdoba han sufrido un incremento en las reservas, o que son las ocho, las ocho en Canarias…)
El tiempo también se llevó las máquinas de retratar, sí digo bien: retratar. Se llevó los retratos, los retratistas y toda la parafernalia que había detrás después de salir el pajarito por el objetivo (carretes, revelado, envío al laboratorio y toda clase de operaciones necesarias hasta que recibíamos el sobre con los retratos para su posterior enmarcación). Ahora se hacen fotos con el móvil.
Aquellas auténticas joyas colgantes que eran los relojes de bolsillo y ya mismo, desaparecerán también los relojes de pulsera pues con tanto teléfono móvil, tienen las horas contadas, nunca mejor dicho. Los videoclubs que tanto nos ayudaron a pasar los fines de semana sobre todo en invierno con sus famosas películas de “Pelos y Plumas”. Me explico; las de pelo para los mayores y las de plumas, para los niños.
Los salones de juegos recreativos con sus futbolines y mesas de billar en todas sus variantes y sus distintas modalidades de juego: el mundo, las cuarenta y una, y alguna más que no recuerdo. Estos salones eran el punto de encuentro y el refugio de una juventud carente de los mínimos recursos de distracción y económicos, para poder sobrellevar aquellos duros años 60 y 70 que nos tocó vivir. Poco necesitábamos, pero menos teníamos.
Aquellas viejas barberías de pueblo, ubicadas la mayoría en la vivienda del barbero, con un instrumental escaso e imprescindible para desarrollar su labor de pelar y afeitar (igualito que ahora con las Barber Shop). También fueron refugios de jóvenes y lugar de tertulias para los mayores. Recuerdo aquellas viejas radios de lámparas que había para escuchar “el parte” y las crónicas de toros y fútbol. A la que yo iba, tenían una a la que había que echarle un duro para que funcionara durante una o dos horas. Así de claro.
Otra cosa que el tiempo se llevó fue el whisky Doble V con Seven Up, el licor de menta o pippermint, el tinto con sifón, la zarzaparrilla, el Bitter Kas, el Licor 43, el ron Negrita y muchas más que tampoco recuerdo ahora.
Y por lo que veo, siento y escucho, el tiempo también se ha llevado por delante al Partido Socialista Obrero Español. Sí, sí, de eso ya no queda nada. Ahora es simplemente el Partido Sanchista. Adiós obreros y adiós españoles, tal como suena.
CONTINUARÁ…